Por: Marina Guigui
El despertador suena a las siete de la mañana, como todos los días desde hace 23 años, Juan se levanta y casi instintivamente se mete a bañar, el agua sale fría, este mes no le alcanzó para pagar el gas pero no puede llegar al trabajo oliendo a gato muerto. La tortura del agua helada termina y temblando sale a ponerse los mismos pantalones café de todos los lunes. A las ocho sale de su pequeño departamento al que el llamaba no tan cariñosamente mi pocilga, para dirigirse a cumplir con su horario de trabajo en esa horrible oficina del gobierno dónde diariamente tiene que soportar a un jefe 20 años más joven que él, que apodan el caracol pues todos saben que llegó a ese puesto por recomendación y no por sus propios méritos. Juan, desganado llega a la oficina y descubre que alguien dejó en su escritorio 8 cajas con expedientes y una nota que citaba: Juan, favor de contar las hojas de cada expediente. Salí al banco. -El pan nuestro de cada día, contar esos malditos expedientes, bueno, como si no tuviera la capacidad de realizar un trabajo con un mayor grado de dificultad, ¡Contar hojas! ¡ya estoy cansado de ser el pobre viejo contador de hojas!, y es imbécil no piensa llegar a trabajar, claro, como es amigo del jefe, pocas veces se digna a presentarse en la oficina-
-Juan buenas tardes, como van esos expedientes-
-vaya, primera vez que pregunta por el trabajo-
-qué dijiste-
-dije que ya estoy harto de usted, un pelele inepto-
-¿Juan que haces?-
- lo que debí hacer hace mucho tiempo-
- no... no... cálmate, vamos a hablar, seguramente podremos encontrar una solución, todo tiene solución-
- Solución, la única solución es librar al mundo de una rata inmunda como usted-
-Por favor... -
Después de un estruendo, llegó la calma. Una mujer que pasaba por ahí quedó horrorizada al ver la cara deforme de un hombre que hace un minuto respiraba. El charco de sangre se hacía cada vez más grande.
Juan salió de la oficina con una pistola en la mano izquierda y una sonrisa en su rostro, nadie lo miró, nadie lo detuvo...
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